Amamantar a tu bebé es muy beneficioso, no solo porque la leche es un alimento nutritivo, sino porque también ayuda a proteger de infecciones, alergias y otras enfermedades.
Muchas madres experimentan algunos problemas durante la lactancia materna porque no amamantan al bebé adecuadamente. El éxito de alimentación por leche materna dependerá de cuan estimulado esté el bebé, si la madre está relajada y si la posición y acoplamiento son los adecuados.
La lactancia en los primeros días del bebé
Muchas investigaciones indican que los días críticos para amamantar con éxito son los primeros seis o siete días después del parto. Esto es importante, porque el amamantamiento es un acto íntimo que conecta a los padres y el recién nacido, para ello es conveniente realizarlo en lugares tranquilos alejados de la gente, es decir crear un “espacio de amamantamiento” cómodo.
La madre debe procurar estar lo más relajada posible, debe obtener la ayuda necesaria para realizar las laboras domésticas durante este periodo y así prevenir el agotamiento.
Es normal que los bebes estén somnolientos durante las primeras 24 a 48 horas después del nacimiento. Se debe tratar de amamantarlo cada 1 a 3 horas en un período de 24 horas.
Cómo amamantar al bebé de la manera más adecuada
Hay diferentes formas de cargar al bebé durante la lactancia, solo hay que tener en cuenta que debe ser lo más natural posible, sin que el bebé tenga que voltear la cabeza o forzar su cuello para alimentarse.
Para que el bebé obtenga la leche suficiente es necesario que esté correctamente conectado al pezón, por ello debes colocar al bebé de manera que la nariz del bebé quede frente al pezón, mientras la mandíbula inferior del bebé debe tocar la parte inferior de la areola.
Toca los labios del bebé con el pezón o la aureola para estimular el reflejo de búsqueda, luego espera hasta que el bebé abra la boca y luego acércalo al pezón. Comprueba que el bebé esté firmemente aferrado al pezón, si hay dolor a medida que el bebé succiona, probablemente no está bien «conectado».
Con las siguientes señales podrás notar si el bebé está correctamente conectado al pezón:
- La boca del bebé está muy abierta.
- Los labios del bebé deben cubrir toda la aureola.
- La mandíbula inferior del bebé está en contacto con el pecho.
- El labio inferior del bebé sobresale.
- El bebé succiona lenta y profundamente.
- Se puede oír al bebé tragar.
Generalmente cuando el bebé este satisfecho dejará el pezón, pero a veces eso no ocurre. En ese caso, desliza el dedo en el lado de la boca del bebé para romper el sello y así deje de succionar, no debes jalar el pezón cuando el bebé está succionando. Después, extrae unas gotas de leche y ponlas sobre el pezón y la aureola, dejando secar el pecho al aire para hidratar la zona y evitar la aparición de grietas.
Por lo general, los bebes que se alimentan con leche materna no tragan tanto aire como los que se alimentan con biberón, admeás algunos bebes no eructan inmediatamente, en esos casos, las siguientes posiciones pueden ayudarte a hacer eructar al bebé:
- Colocar al bebé con el vientre sobre su hombro.
- Recostarlo boca abajo sobre su regazo.
- Colocarlo sentado, inclinado hacia adelante, con tu mano en el lado izquierdo del cuerpo del bebé sosteniendo el estómago y el cuello del bebé.
- Si el bebé ha estado llorando antes de comer, y se acerca y se aleja del seno, trata de hacerlo eructar antes de intentar amamantarlo nuevamente.